El monte Kenia es uno de los paisajes más impresionantes del continente africano y el segundo pico más alto del África Subsahariana, con una altitud máxima de 5.199 metros en su cima Batian. Este macizo volcánico extinto forma parte del ecosistema montañoso central de Kenia y está protegido por el Parque Nacional del Monte Kenia, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Ascender sus laderas es adentrarse en un mosaico de paisajes: desde densos bosques tropicales y bambusales hasta páramos de altura cubiertos de lobelias gigantes y senecios. Esta variedad altitudinal crea hábitats únicos que albergan especies endémicas como el damán de árbol o el turaco de Hartlaub. También es común avistar búfalos, monos colobos y, en altitudes más bajas, elefantes y leopardos.

A diferencia de otros destinos de safari, el monte Kenia combina perfectamente naturaleza y aventura. Existen varias rutas de trekking, siendo las más populares la Sirimon y la Chogoria, que permiten explorar el macizo en travesías de entre 3 y 5 días. Aunque se puede visitar durante todo el año, los mejores periodos son de enero a marzo y de julio a octubre, cuando el clima es más estable.

Este enclave es también una joya cultural. Para los kikuyus, pueblo originario de la región, el monte Kenia es la morada de Ngai, su dios supremo. Caminar por sus faldas es, por tanto, un recorrido no solo físico, sino espiritual, una experiencia profundamente conectada con la identidad del país.

La Reserva Nacional de Samburu es uno de los secretos mejor guardados del norte de Kenia. Ubicada a orillas del río Ewaso Ng’iro y protegida por el telón de fondo de las colinas azules de Mathews Range, esta reserva se extiende por unos 165 km² en una zona semiárida que ofrece una experiencia de safari muy distinta a la del sur del país.

Samburu es famosa por su fauna única, adaptada a condiciones más secas. Aquí encontramos especies emblemáticas conocidas como el “Samburu Special Five”: el gerenuc, la cebra de Grevy, el oryx beisa, el avestruz somalí y la jirafa reticulada. A esto se suma una notable presencia de elefantes, leones y leopardos, muchas veces avistados en las riberas del río, especialmente en la estación seca, cuando los animales se congregan en busca de agua.

El paisaje está dominado por acacias, palmeras doum y zonas de matorral espinoso. A pesar de su aridez, Samburu posee un microclima muy particular que permite safaris durante todo el año, aunque los meses más recomendables van de junio a octubre y de diciembre a marzo, cuando la observación de fauna es más intensa y las lluvias son escasas.

Más allá de la naturaleza, Samburu es hogar de una comunidad seminomádica que lleva el mismo nombre. Su cultura, tradiciones y estilo de vida forman parte del atractivo del lugar, ofreciendo una dimensión humana al safari. Con solo 48 horas en esta reserva, es posible captar la esencia de una Kenia salvaje, remota y auténtica, donde naturaleza y cultura se entrelazan de forma poderosa.